miércoles, 9 de mayo de 2012

Fragmentos... La dama Duende

Hacía mucho tiempo que queríamos hacer un post sobre alguna obra de teatro. Hemos encontrado la fórmula con la sección Fragmentos... 

Hemos seleccionado un fragmento de La dama Duende del gran Calderón de la Barca.

Dedicamos este post y en concreto este fragmento a un par de enamorados que son más  que familia, más que amigos, un par de conocidos que se conocieron gracias a esta obra. Y encima, hoy es el cumpleaños de uno de ellos. Nos ha parecido un buen regalo. 

Desde aquí, muchas felicidades, compadre.

Diseño de vestuario para la representación de «La dama Duende».
 Museo Nacional del Teatro, Almagro © Ministerio de Cultura.

DON LUIS: 
¿Por qué os ausentáis así?


DOÑA BEATRIZ:
Solo porque vós llegasteis. 


DON LUIS:
La luz más hermosa y pura   
de quien el sol la aprendió, 
¿huye porque llegue yo?,   
¿soy la noche por ventura?   
Pues perdone tu hermosura,   
si atrevido y descortés   
en detenerte me ves, 
que yo en esta contingencia
no quiero pedir licencia,   
porque tú no me la des;   
que estimando tu rigor,   
no quiere la suerte mía, 
que aun esto que es cortesía  
tenga nombre de favor;  
ya sé que mi loco amor 
en tus desprecios no alcanza
un átomo de esperanza,   
pero yo, viendo tan fuerte   
rigor, tengo de quererte   
por solo tomar venganza;   
mayor gloria me darás   
cuando más pena me ofrezcas, 
pues cuando más me aborrezcas   
tengo de quererte más; 
si desto quejosa estás,
porque con solo un querer   
los dos vengamos a ser, 
entre el placer y el pesar,   
extremos, aprende a amar   
o enséñame a aborrecer.   
Enséñame tú rigores,   
yo te enseñaré finezas; 
enséñame tú asperezas,   
yo te enseñaré favores;   
tú desprecios, y yo amores;   
tú olvido, y yo firme fe;   
aunque es mejor, porque dé 
gloria al amor, siendo dios,   
que olvides tú por los dos,   
que yo por los dos querré.   


DOÑA BEATRIZ:
Tan cortésmente os quejáis,   
que aunque agradecer quisiera
vuestras penas, no lo hiciera
solo porque las digáis.   


DON LUIS:
Como tan mal me tratáis,   
el idioma del desdén   
aprendí.


DOÑA BEATRIZ:
Pues ese es bien
que sigáis; que en caso tal,   
hará soledad el mal   
a quien le dice tan bien.   


DON LUIS  (Detiénela.):
Oye, si a caso te vengas,   
y padezcamos los dos.

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