sábado, 22 de octubre de 2011

Adelanto de Balada de la Cárcel de Reading

Hace mil años hicimos una edición bilingüe de la Balada de la cárcel de Reading de Óscar Wilde. En Impresiones, estamos trabajando en aquella edición ilustrada para adaptarla a los nuevos soportes. Os dejamos un pequeño fragmento, primero en versión original, después en una traducción de Miguel Muñárriz.


He did not wear his scarlet coat,
for blood and wine are red,
and blood and wine were on his hands,
when they found him with the dead,
the poor dead woman whom he loved,
and murdered in her bed.


He walked amongst the Trial men?
In a suit of shabby grey;
a cricked cap was on his head,
and his step seemed light and gay;
but I never saw a man who looked
so wistfully at the day.


I never saw a man who looked
with such a wistful eye
upon that little tent of blue
witch prisoners call the sky,
and at every drifting cloud that went
with sails of silver by.


I walked, with other souls in pain,
within another ring,
and was wondering if the man had done
a great or little thing,
when a voice behind me whispered low,

"That fellow´s got to swing".
 

Dear Christ! the very prison walls
suddenly seemed to reel,
and the sky above my head became
like a casque os scorching steel;
and, though I was a soul in pain,
my pain I could not feel.

***

Ya no vestía su casaca escarlata,
porque rojos son la sangre y el vino
y sangre y vino había en sus manos
cuando lo sorprendieron con la muerta,
la pobre muerta a la que había amado
y a la que asesinó en su lecho.


Entre los reos caminaba
con un mísero uniforme gris
y una gorrilla en la cabeza;
parecía andar ligero y alegre,
pero nunca vi a un hombre que mirara
con tanta avidez la luz del día.


Nunca vi a un hombre que mirara
con ojos tan ávidos
ese pequeño toldo azul
al que los presos llaman cielo
y cada nube que pasaba
con sus velas de plata.


Yo, con otras almas en pena
caminaba en otro corro
y me preguntaba si aquel hombre había hecho
algo grande o algo pequeño,
cuando una voz susurró a mis espaldas:
"¡A este tipo lo van a colgar!"


¡Santo Cristo! Hasta los muros de la cárcel
de pronto parecieron vacilar
y el cielo sobre mi cabeza se convirtió
en un casco de acero ardiente;
y, aunque yo también era una alma en pena,
mi pena no podía sentirla.



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